jueves, 8 de noviembre de 2012

PARCIAL 3 EVIDENCIA 2: Comprende qué es la Guerra Fría

 
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Guerra Fría
El término Guerra Fría fue acuñado en 1947 por el periodista estadounidense Walter Lippman, para designar el estado de tensión que caracterizó las relaciones internacionales entre Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial.

El concepto de Guerra Fría se aplicó debido a las hostilidades surgidas entre estas dos potencias, las que, sin emplear las armas, intentaban contener a su adversario y expandir su respectiva área de influencia mediante el empleo del espionaje, presiones económicas y uso de la propaganda.
Al igual que como ocurrió después de la primera guerra, al término de la segunda se intentó preservar la paz mundial. No obstante, luego de terminado el conflicto bélico, en 1945, la unidad entre los aliados se desmoronó, surgiendo profundos antagonismos que demostraron que la convivencia entre los regímenes comunistas y democráticos resultaba imposible.
En el bloque soviético, Stalin mantuvo una política expansiva que combinaba antiguas aspiraciones del imperialismo zarista con los objetivos marxistas de la revolución socialista internacional. En todos los países de Europa oriental se establecieron sistemas de gobierno comunistas. Las llamadas repúblicas popularesde Polonia, Rumania, Alemania oriental, Hungría y Bulgaria firmaron con la Unión Soviética el Pacto de Varsovia, conforme al cual sus fuerzas militares quedaban sometidas al comando supremo soviético. Económicamente, también quedaron agrupadas en el Comecom, que unió a todos los estados socialistas.
Pero la expansión comunista no se limitó solamente a Europa; en Asia se impuso en regiones como Corea del Norte, China, Vietnam y otros estados de Indochina. La contraparte la constituyó Estados Unidos, que después de la Segunda Guerra pasó a liderar el mundo occidental y los estados democráticos. Fue así como en 1949, este país, en conjunto con Canadá, Francia, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega y Portugal, se unieron en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con el objetivo de resguardar sus intereses y protegerse del avance soviético.
 
La firma de Yalta
 
En febrero de 1945, Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y José Stalin se reunieron en Yalta (Crimea) para discutir las últimas acciones de la guerra, la orientación política del nuevo régimen de Polonia y la ocupación de Alemania.

En el mes de julio, cuando la guerra ya había terminado, la conferencia de Postdam demostró la dificultad de llegar a un acuerdo sobre Alemania. Este país quedó dividido en cuatro zonas ocupadas, respectivamente, por las potencias vencedoras: Francia, Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética.


Las relaciones entre los países occidentales y la Unión Soviética fueron deteriorándose poco a poco. Los soviéticos, que habían librado de la subyugación nazi a los países del este europeo, favorecieron la instauración de regímenes comunistas en Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia, y fomentaron los movimientos revolucionarios en Europa occidental.
Durante 1949, Mao Zedong  Mao Tse tung creó la República Popular China, que en un principio contó con el apoyo soviético.
Alertado por la expansión de los movimientos comunistas a través del mundo, en el año 1947 el gobierno de Estados Unidos inició un enorme programa de ayuda económica y militar, cuyos receptores eran los países cercanos a su área de influencia, como parte de lo que se conoció como doctrina Truman. Ella fue seguida por el Plan Marshall, que propició la reconstrucción de Europa occidental.

Armas nucleares: equilibrio del terror

En un comienzo sólo Estados Unidos poseía bombas atómicas, pero la Unión Soviética hizo grandes esfuerzos para desarrollarlas, desencadenándose una nueva carrera armamentista. Hacia 1949, la Unión Soviética se había convertido también en una potencia nuclear.
Ambos oponentes tenían conciencia de que la destrucción que podría ocasionar el uso de estas armas sería devastadora y no guardaba relación con las ganancias que podrían obtenerse en una supuesta victoria. Paradojalmente, la existencia de ese armamento creó lo que algunos denominaron el equilibrio del terror, donde ningún adversario estaba dispuesto a emplearlo, pero se seguía fabricando como una manera de mantener a raya al adversario y limitar su posible uso.
A pesar de que ambas potencias no llegaron a chocar directamente, el mundo no gozaba de una paz total. Por el contrario: en distintas partes del planeta se suscitaron diferentes enfrentamientos, entre ellos la guerra de Corea, problemas en Europa Oriental y la crisis de los misiles en Cuba. Este último conflicto fue uno de los más importantes de la Guerra Fría y se produjo el año 1961 en la isla caribeña.
Se desencadenó cuando Fidel Castro proclamó oficialmente el carácter socialista de su gobierno. En Cuba se impuso un socialismo de corte soviético, y el primer ministro Nikita Kruschev garantizó a la isla no sólo grandes recursos económicos, sino también apoyo militar y armas, entre las que se encontraban los misiles nucleares. Se inició así la construcción de rampas de lanzamiento de cohetes, que podían llegar en minutos a la parte oriental de Estados Unidos. Esta situación fue negada públicamente por Kruschev, pero en 1962 aviones espías estadounidenses fotografiaron las bases de lanzamiento.
El Presidente norteamericano, John Kennedy, anunció el bloqueo naval para impedir la llegada de cohetes a la isla y le exigió a la Unión Soviética el retiro de las armas de Cuba. Después de muchas conversaciones, Kruschev aceptó la petición hecha por Kennedy. Como consecuencia de esto, Estados Unidos levantó el bloqueo naval y retiró desde Turquía misiles que apuntaban hacia la Unión Soviética. Esta última potencia se comprometió a erradicar desde Cuba los misiles y a no agredir a Turquía. Con el término de esta crisis se registró un avance importante hacia el fin de la Guerra Fría.
 
 
Guerra Fría: La coexistencia pacífica
Los hechos registrados durante la Guerra Fría mantenían en permanente peligro la paz mundial. Sin embargo, a pesar de las diferencias entre la Unión Soviética y Estados Unidos, ambas potencias optaron por hacer esfuerzos tendientes a alejar el riesgo de un enfrentamiento nuclear, dando paso a una etapa de coexistencia pacífica. De esta manera, estas naciones reconocieron que poseían áreas de influencia y prefirieron mantener una lucha política e ideológica en aquellas regiones que aún no definían una postura pro estadounidense o soviética.
La debilitación de los bloques se empezó a producir en la década de 1960, pues Europa Occidental mostraba un rostro muy distinto al que tenía al finalizar la Segunda Guerra. Muchos de sus países habían alcanzado gran desarrollo económico y dejado atrás viejas diferencias que los separaban, llegando incluso a conformar sistemas de cooperación tan importantes como la Comunidad Económica Europea. En Japón también ocurría algo similar, debido al asombroso desarrollo industrial que le otorgó un lugar destacado en el mundo.
Así, la Unión Soviética y Estados Unidos no eran los únicos actores importantes en el escenario internacional, y países como Francia comenzaron a adoptar una posición más independiente.
Asimismo, empezó a surgir una fuerte tendencia anticolonialista que hizo que muchos territorios -algunos, luego de conflictos armados- lograran independizarse.
Pese a lo anterior, las hostilidades Este-Oeste continuaron e incluso se generaron guerras tan dramáticas como la de Vietnam.
A comienzos de 1970, los crecientes problemas económicos en Europa y Japón, y las presiones por un mayor bienestar, hicieron que las superpotencias empezaran a mirar con simpatía un cierto acercamiento, que se materializó en diferentes vínculos comerciales.
 
 

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