Instrucciones: Reúnete en equipo de tres personas, lean el
siguiente texto y con el apoyo de vestuario y material que tengan disponible,
(ojo no gasten), hagan una representación, ya sea disfrazándose o lo que se les
ocurra de aquel momento de los Locos Años 20, luego capturénlo en una
fotografía, impriman dicha foto y entrégenla con los nombres de los integrantes
del equipo y grupo al que pertenecen en la parte de atrás de la imagen, a su
vez, entregarán en una hoja, una breve explicación de su
fotografía.
Europa durante el período de
entreguerras
Se conoce como período de entreguerras o
interbellum al periodo comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial y
el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fueron dos décadas marcadas por el
cambio radical de la relación entre las fuerzas internacionales, la
consolidación de regímenes autoritarios, los avances técnicos y por el marcado
contraste entre un enorme desarrollo del capitalismo (años 1920) y su mayor
crisis (años 1930).
El período de entreguerras, de unos veinte años,
transcurre entre el fin de la primera guerra mundial (1919) y el inicio de la
segunda (1939). En una primera etapa los países capitalistas, cuya cabeza era ya
visiblemente Estados Unidos, vivieron momentos de gran desarrollo económico.
Este periodo es conocido como los Felices años veinte.
La denominación de
Felices Años Veinte o Años Locos corresponde al periodo de prosperidad económica
que tuvo Estados Unidos desde 1922 hasta 1929, como parte del periodo expansivo
de un ciclo económico. Esta prosperidad benefició a toda la sociedad e hizo que
la economía siguiera creciendo a un ritmo que no se había registrado antes
generando una burbuja especulativa. Pero esta prosperidad duraría un corto
periodo que finalizaría el 24 de Octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro,
y con la llegada del Crack del 29 que culminaría finalmente con el advenimiento
de la Gran Depresión.
La expansión de EEUU se basó en una profunda
transformación productiva dominada por la innovación técnica. De esta forma se
disminuían costes y se aumentaba la producción, obteniendo más beneficios. Fue
en esta época donde se popularizó el uso del teléfono, el automóvil y los
electrodomésticos. Estos aparatos eran demasiado caros, y fue entonces cuando se
aplicó por primera vez la venta a plazos. Esto creó una oleada consumista, ya
que la gente podía comprar los productos sin necesidad de tener el efectivo en
un primer momento.
El aumento del consumo y la popularización de la venta
a plazos hizo que se comprara tanto hasta el extremo de que los consumidores se
endeudaran. También fue objeto de popularidad la difusión de la radio como medio
de comunicación masivo, ya que era un dispositivo económico y al alcance de toda
la población.
En estos tiempos la fábrica Ford innovó con la utilización
de la cadena de montaje. De esta forma se reducían costes y tiempo. Este medio
de producción se aplicó a otros sectores (siderurgia, cristal etc.). También
tuvieron efectos positivos la demanda de la construcción de rascacielos. Todo
esto tuvo una gran influencia en el mercado de trabajo, dejando la tasa de
desempleados en Estados Unidos en 13 millones. No había habido ninguna tasa tan
baja hasta la fecha. Estos años constituyeron los mejores para la sociedad
Norteamericana. Se vivían unos años de excelente bienestar y de gran optimismo
frente al futuro.
Pero estos bellos años tocarían su fin. El sector
agrario se veía estancado a falta de exportaciones. Esta disminución afectó a
más de 10 millones de personas. Todas estas personas comenzaron a emigrar a las
ciudades (éxodo rural) y a vivir en barrios caracterizados por la
pobreza.
Fuente:
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/5635676/Periodo-Entre-guerras-y-Locos-anos-20.html
Un vistazo a los Locos Años 20
Por
Dixemania
“Balancéate constantemente al ritmo de la percusión de
arriba abajo. Estira tu trasero hacia atrás, como si pudieras depositar una
bandeja sobre él, utiliza tu barriga como apoyo. Gira los pies con cada paso,
alternando las piernas en X con las piernas arqueadas y cuida que las rodillas
acompañen los giros de los pies.
Sigue el ritmo con los brazos sueltos o,
según la figura, tuerce también los brazos en dirección contraria de las
piernas. A la vez hay que agitar las manos. ¡Y no te olvides de balancearte de
arriba abajo! ¡Sigue torciendo los pies también en cuclillas y ahora un poco más
de éxtasis – menea el esqueleto!” ¡Ay, si hubiera sabido lo difícil que es
bailar el Charlestón! Este baile lleno de energía y extremadamente rápido –
marca un ritmo entre 50 y 75 pulsaciones por minuto – nació a principios de los
años veinte en Broadway y se conoció en Europa por la extraordinaria Josephine
Baker. Fue el precursor de todos los bailes que le siguieron desde el Lindy Hop,
el Swing hasta el Rock‘n’Roll.
La desbordante alegría de los locos años
veinte – la década revolucionaria y explosiva entre las dos Guerras Mundiales –
se parecía al baile sobre el volcán. Con la caída de la bolsa de Nueva York que
tuvo como resultado la crisis económica mundial, la época dorada terminó
abruptamente en 1929. Después siguió la Gran Depresión.
Justo 80 años
después, el 15 de septiembre del 2008, estallaron los mercados financieros
globales. ¡Estamos en crisis! Al poco tiempo se presentó en Milán la primera
colección de la “Depresión chic” en las pasarelas, lo cual explica por que
encontramos esa ropa con flecos, brillos y boas actualmente en las tiendas. ¿Con
la crisis crece el anhelo por un nostálgico glamour?
Fue la era del
progreso técnico: las películas mudas, por ejemplo con Charlie Chaplin, Búster
Keaton o Louise Brooks atrajeron a la gente a los cines y ya en 1926 Warner
Brothers produjo su primera película sonora. El cine se convirtió en un medio de
masas y en un placer al alcance del “ciudadano humilde”. En Berlín se
construyeron cines con hasta 1800 asientos, en Nueva York hasta 3000 y en el más
grande cabían 6000 espectadores. ¡Entre 1925 y 1928 John Logie Baird inventó el
primer televisor, que funcionaba mecánicamente y poco después el primer
televisor en color! ¡Se inventó la radio y se emitieron las primeras
programaciones radiofónicas (en Pittsburg, EE.UU. el 2 de noviembre de 1920 y en
Europa al año siguiente) – que revolución! El desarrollo del teléfono llevó en
el año 1926 al primer radioteléfono y las primeras cameras económicas de tamaño
pequeño, por ejemplo de Minolta, se comercializaron.
Enfoquemos el
presente: ¿Qué sería el hombre moderno sin Internet, ordenador, teléfono móvil,
tele, radio, cine, iPod y cámara digital? ¿ Es difícil imaginarlo, probablemente
bastante “desamparado”?
También en la industria automovilística hubo
las primeras producciones en masa: Entre 1913 y 1927 se fabricaron unas 15
millones de unidades del asequible modelo T “Tin Lizzy” de Ford. Y BMW anunció
en 1928 el primer coche favorable para la mujer, llamado “mi pequeño Dixi”. Ya
en 1921 se abrió en Berlín la primera vía del mundo, la llamada AVUS (carretera
de tráfico y aprendizaje), que era algo parecido a las actuales autopistas. Pero
también la industria aérea creció rápidamente. En Berlín se inauguró el primer
aeropuerto Tempelhof en 1924 y Charles Lindbergh sobrevoló el Atlántico el 20 de
mayo 1927 en solitario (Nueva York – Paris). Con la locomoción motorizada nació
el turismo: los cruceros (Titanic), viajes en tren (expreso de oriente), viajes
en avión (zeppelín) y viajes en automóvil – aunque estos viajes de lujo no eran
asequibles para todo el mundo.
Entre 1918 y 1920 fallecen por la Gripe
española más personas que en la Primera Guerra Mundial. Las víctimas de la
pandemia se calcularon alrededor de 20 hasta 70 millones de personas a nivel
global.
Charles H. Best y Frederick Grant Banting descubrieron entre 1921
y 1922 la insulina y poco después, en 1928, Alexander Fleming reveló la
penicilina. ¡Qué hito en la evolución de la medicina! El arte se inventó de
nuevo, empezando por Picasso y Miró, llegando hasta Dalí. El nuevo diseño y la
arquitectura fueron dominados por el Art decó. Las obras de arte de esta época,
siguen influyéndonos hasta el día de hoy.
Las drogas estaban de moda:
cocaína, heroína, opio, alcohol – pero del fuerte – y cigarros. Surgió un nuevo
fenómeno: ¡beber para emborracharse! Algo parecido al dichoso Botellón que
celebra la juventud en la calle. En fin, nada nuevo: Hoy es la prohibición de
fumar, en los años veinte era ilegal consumir alcohol, al menos en Estados
Unidos. Definitivamente una coincidencia innegable.
Bueno, y ahora he
llegado a lo que realmente me interesa: La “mujer nueva”. ¿Pero mujer y
prohibición en una misma sopa? ¿Cómo va ser eso? En los principios del siglo
veinte, las mujeres lucharon por la igualdad de derechos y el sufragio femenino.
Principalmente en Inglaterra, pero también en Estados Unidos, las llamadas
sufragistas, se manifestaron rabiosamente a favor de la concesión del derecho a
votar. Las mujeres se manifestaron en la calle, destrozaban ventanas y también
se lanzaban delante de un coche, si hacía falta. Si luego las señoritas eran
detenidas por su vandalismo, seguían en la cárcel con la huelga de hambre. Por
la ausencia de los hombres, que luchaban en las fronteras durante la Primera
Guerra Mundial, las mujeres se encargaron de nuevas funciones en la sociedad y
en el mundo de trabajo. Con palabras cortas: la mujer ejercía una
profesión.
Lógico entonces que, con el regreso de los soldados al
terminar la guerra en 1918, la mujer debía ser desalojada del mundo público y
arrimada de nuevo al fregadero paternal – así la opinión masculina. Pero las
damas no se dejaron echar tan fácilmente de ese oficio, que habían defendido a
patadas. Todo lo contrario: eran tan testarudas y empeñadas en cambiar su vida y
conseguir el derecho de votar, que los políticos estadounidenses, optaron por
implantar dos nuevas leyes. El 16 de enero de 1920 se introdujo la prohibición
del alcohol (Ley seca) y casi al mismo tiempo el sufragio femenino.
En
efectivo, el derecho a votar y la nueva influencia política de la mujer, no
cambió nada en el código civil, que por supuesto seguía en vigor. Así pues, las
mujeres al ser casadas, seguían estando bajo la tutela de sus maridos y eran
obligadas a someterse a la voluntad del mismo. Es evidente, que a las jovencitas
no le quedaba otra posibilidad, que meterse a fuerzas en el dominio del hombre.
La solución: cabello corto, peinado de chico en estilo “Bob”, una cinta con
pluma en el pelo, en el cuello joyas con gran despliegue, cadenas de perlas y
una boa para rematar. Se despidieron del corsé (responsable de eso fue la
diseñadora Coco Chanel, que también invento el “pequeño vestido negro”) y
usaban, en cambio, sujetadores que les aplastaban los pechos. Usaban faldas
cortas y trajes colgantes que por primera vez dejaban al descubierto sus brazos
y piernas – más vale ir cómodo – y las franjas y lentejuelas le daban el toque
final, para pronunciar de forma provocante el resto de sus curvas. Montaban en
bicicleta y conducían coches, algunas tenían trabajo y se puso de moda el hacer
deportes.
Gozaron de gran popularidad el boxeo, esgrima, lanzamiento de
jabalina y natación – (por cierto: el primer bañador era hecho de lana y en 1923
la empresa Converse trajo al mercado las zapatillas All Star, que hasta el día
de hoy siguen siendo imprescindible para la juventud. Al fin y al cabo, las
señoritas necesitaban un calzado confortable para las manifestaciones y el
deporte.)
Hacían visitas nocturnas en los clubs de Jazz, se echaban
maquillaje como las estrellas de cine – con pintalabios “a prueba de besos” se
supone – fumaban con boquilla, provocaban con su baile apasionado y bebían
alcohol ilegalmente en medio de la calle. Quedaban con hombres, los seducían o
se dejaban seducir, disfrutaban del juego amoroso sin llegar al acto sexual en
sí e implantaron lo que en España se le llama “el meterse mano”. Esas “nuevas
mujeres jóvenes” se le llamaban las “flappers” ( “to flap” significa aletear
como un pajarito, que acaba de hacer su primer vuelo de prueba, o revolotear
como una gallina asustada).
Las flappers eran testarudas y se negaban a
ser “niñas buenas”. Definieron de nuevo, lo que antes se entendía bajo un “buen
comportamiento” y se volvieron atrevidas, impertinentes y pretenciosas. En fin:
la prohibición llevó al efecto contrario, del que se quería conseguir.
El
beber a escondidas se puso de moda y el alcohol prohibido fue transportado en
donde se podía. Bolsas de agua caliente, libros falsetas y hasta ataúdes
sirvieron para este fin, mientras que las chicas llevaban sus dosis, bien
sujetas en el liguero.
De este modo, la prohibición dio lugar a un
progreso espectacular de organizaciones criminalistas. Se instituyeron agentes
para controlar el contrabando de las bebidas alcohólicas. Pero lo contrario fue
el caso: La mafia controlaba el mercado y Al Capone iba de buen ejemplo por
delante. (Al Capone, el jefe de la mafia, fue el primero que invirtió sus
ingresos en lavanderías y consiguió de esta manera una defraudación bastante
exitosa. De ahí proviene el dicho de “lavar el dinero”.)
La moda y el
nuevo tipo de vida de las flappers, con ese “estilo garçonne (chico)” (Marlene
Dietrich, en traje-pantalón), el Jazz y todos los inventos de la época,
conquistaron por medios de comunicación las metrópolis del mundo, empezando por
Nueva York, Londres, Paris y Berlín.
Después de todas esas
informaciones, me miro de nuevo en el espejo e intento sentir ese espíritu vital
de los años veinte. Los pensamientos me dan vueltas en la cabeza: “Para las
mujeres ha cambiado mucho en los últimos ochenta años: Pueden ejercitar una
profesión y estudiar, algunas llegan hasta a ser funcionarias públicas, existen
los anticonceptivos, tienen más derechos y libertad sexual… ¿Cierto? La falta de
apreciación, de derechos y aseguración desemboca en el hecho, que las jóvenes se
deciden por una carrera y contra los hijos. Para madres (y amas de casa)
realmente no cambió nada en los últimos ochenta años, siguen siendo el segundo
plato en nuestra sociedad… Y ni siquiera salen a la calle para manifestar y
acabar con la injusticia.
Fuente:
http://dixiemania.com/es/dixiemania/locos-anos-veinte.html